martes, junio 06, 2006

Reuniones "científicas"

Esta semana he vuelto de una reunión "de lo mío". Normalmente intento acudir a una de estas reuniones cada dos años, pero a ésta en concreto no iba desde hace más de un lustro. Es un gusto encontrar amigos y gente con tus mismos intereses, pero la impresión general es... qué quieres que te diga... una mierda insulsa.
A este tipo de reuniones multitudinarias (5.000, 8.000 participantes o así) acuden varios tipos de personas. Por una parte, están los que van a intentar aprender algo de los sabios. Afortunadamente, este grupo es minoritario (mal nos iría si, en la era de la información, todavía tuvieras que acudir a un foro internacional para saber qué se cuece en tu campo de trabajo).
Muy parecidos a éstos, pero sutilmente diferentes, son los mitómanos. Sólo van a los simposios en los que participa la estrella del momento. Les importa un carajo que sea Ronaldinho hablando de Física cuántica: lo que ellos quieren es ver al mito, al dueño de ese apellido que se repite 456 veces en la lista de autores cuando haces una búsqueda bibliográfica en PubMed. Y se van del certamen felices porque han podido ver al SABIO con todas las mayúsculas del mundo. No te digo la cara que ponen si consiguen hacerle una pregunta en público o sacarse una foto a su lado (aunque la estrella esté en ese momento sacándose un moco con el pulgar).
También puedes ver a los conspiradores. Son esos sujetos que van a estas reuniones para encontrarse con Fulanito y Menganito, y diseñar la mejor estrategia para cepillarse (intelectualmente, me refiero) a Zutanito. Los reconoces fácilmente porque pululan de corrillo en corrillo, raramente salen de la cafetería (donde parecen haberse sacado un abono para una de las mesas de la esquina), y no entran a una conferencia ni por equivocación, no vaya a ser que les salga un sarpullido. Entre esos conspiradores podemos incluir a los que sólo acuden a ver la exposición técnica con las últimas novedades en aparatos y tecnología inaccesible; siempre negociando entrevistas, presentaciones de novedades, precios ventajosos - y alguna comisioncilla que pudiera caer. Repulsivos, pero utiles, a fin de cuentas.
Caso aparte son los japoneses. Todos iguales, todos juntos, todos serios, todos trajeados aunque haga 40º en la sala y todo el mundo ande en camiseta. No se enteran una mierda de lo que pasa a su alrededor, pero acuden a TODO lo que se organice. Para no perdérselos.
En fin. Creo que tardaré al menos otro lustro e ir a una reunión como ésta. Me aburren, y en cierto modo me asquean. Sobre todo viendo el mercadeo de la industria. Lo dicho: una mierda insulsa.