domingo, julio 23, 2006

¿Y yo qué c...oño hago aquí?

Hola. ¿Hay alguien?

Igual no me lee nadie. Pues bueno, pues vale, pues me alegro. Me leo yo, y con eso me basta. Una suerte de onanismo intelectual, que también viene bien para una mente esquizoafectiva como la mía. ¡Ah! otra cosa: ésta es mi diminuta parcela de Internet. Aquí me expreso como me venga en gana. Aceptaré a quien me dé la gana, y borraré sin compasión a quien me salga de los cataplines. Avisado quedas.

Permítanme que me presente. Soy un varón de mediana edad, heterosexual, casado, con hijos. He cursado estudios universitarios y me gano la vida razonablemente bien en un puesto de trabajo relativamente estable como interino. Me considero razonablemente sano y básicamente feliz con mi vida. ¿Que a qué me dedico? Comunico sentencias de muerte. A diario. Y no me estoy riendo.

Vaale, lo confieso; escribo este blog porque me ha entrado el gusanillo después de un largo e intenso diálogo de sordos con otro ente internetero que se hace llamar Tosinfoal, al que zurran (zurramos) la badana en varios blogs donde expone sus ideas, que en algunos casos son bastante peregrinas. Hombre, no es que haya creado este blog para ponerlo a caldo; el pobre ya tiene suficiente con aguantarme por ahí. Pero es que dice cosas que realmente claman al cielo, qué quieren que les diga. Para curiosos/as, pueden golifiar
aquí.

Todo esto surge por el llamado "caso Meléndez"; ya saben, el de los polvos. Jamás en la historia de la Humanidad había sido tan polémico hechar unos polvos por ahí y sin control. A veces me pregunto por qué este caso me subleva de la manera que lo hace. En realidad, a mí no me va ni arte ni parte en ese negocio. En otras palabras: no me considero parte interesada - ni en lo positivo ni en lo negativo - por las actividades de Enrique Meléndez y el IMC.

Aviso para los seguidores / defensores / fans de Meléndez: no me cuenten entre sus filas. Así que, si no quieren leer una voz crítica, ahórrense el ladrillo y vayan a otro post que les regale los oídos. Pero hasta la Iglesia Católica incluye un abogado del diablo en los procesos de canonización...

Personalmente, me importa un comino si Meléndez se hace millonario o se arruina con el negocio de los factores. Tampoco es que vaya a perder el sueño si le conceden el Nobel o le recetan un pasaporte a Tenerife II. Ítem más: tampoco me importa demasiado si todos los gordos del mundo adelgazan hasta la caquexia, los cojos caminan, los ciegos ven y los muertos se levantan de sus tumbas (bueno, eso sí que me acojona un poco, ya ves...). No creo que vaya a perder mi trabajo, o estropear mi felicidad personal por ello.

Lo que no me gusta es que me tomen el pelo. Y esto es tan válido para Meléndez, como para el Hugo Jané que anuncia sus milagrosos polvos Reduce Fat Fast, o las pulsera magnéticas, los sorprendentes aparatos de gimnasia sacados de museos de la Inquisición, los alargadores del pene o la leche con ácidos omega-3 (¿por qué habré puesto estos dos últimos ejemplos juntos?).

Nos engañan. Nos toman el pelo. Nos utilizan como masa amorfa e idiotizada que compra sus productos milagrosos... que, casualmente, sirven para arreglar los desaguisados que previamente han producido los mismos interesados con sus grasas insaturadas, sus aparatos para hacernos más cómodos y sedentarios, sus refrescos de cola hiperglucémicos y sus drogas legales. Se aprovechan de que hemos perdido el espíritu crítico (si es que alguna vez lo tuvimos), y hacen fortuna con la desgracia del prójimo. ¿Esto va también por las compañías farmacéuticas? Pues claro que sí. ¿O quién te crees que sintetiza la glicina y el aspártico que vende el IMC?.

¿Que los laboratorios farmacéuticos son unos sinvergüenzas? Seguro. ¿Ganan dinero con las enfermedades de la gente? Eso está claro; más aún: llevan AÑOS inventando enfermedades para poder vender fármacos que las remedien. A fin de cuentas, son EMPRESAS, y su objetivo en este mundo no es hacernos más felices a nosotros, sino a sus accionistas.


¿El tabaco es un veneno? Eso ya no lo dudan ni las propias tabaqueras. ¿Debería ser ilegal, y no lo es porque las multinacionales del pitillo son muy poderosas? Pues claro que sí, no te jode: fíjate si no en lo que gastan en publicidad en el Ferrari de Schumacher.

Y ahora, dime: de todos los argumentos que he dado en los párrafos anteriores, ¿cuál justifica que un Dr que no es médico venda un medicamento disfrazado de nutriente para tratar enfermedades de manera indiscriminada, al margen de la Ley?

¿Que por qué no me gusta lo que hace Meléndez? Pues porque ha hecho trampa. Y, en un científico (o alguien que presume de serlo), la trampa se perdona mal. Es chungo que te sodomicen, pero que lo haga Papá Noel jode todavía más.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

"Y ahora, dime: de todos los argumentos que he dado en los párrafos anteriores, ¿cuál justifica que un Dr que no es médico venda un medicamento disfrazado de nutriente para tratar enfermedades de manera indiscriminada, al margen de la Ley?"

Un par de cosas: NO es un medicamento, ES un nutriente(ya quisieran los farmacéuticos). Si está al margen de la ley, que lo denuncien, pero que lo hagan bien, para no perder los juicios y que lo paguemos el resto de españoles.

10:21 p. m.  
Blogger Golondrino said...

Anonymous: gracias por tu comentario. Aunque, para lo que aporta, te lo podías haber ahorrado.

La vitamina C es un nutriente y el Redoxon es un medicamento: un nutriente administrado a dosis varias veces superiores a las fisiológicas, y empleado con fines terapéuticos, ES un medicamento.

La actividad de Meéndez está al margen de la Ley, y está denunciado por ello. Muy chapuceramente, es verdad, pero no podemos pedirle más a los boniatos que nos gobiernan; bastante tienen con acertar al hoyo por debajo del par del campo cuando viene Bill Clinton por aquí.

11:58 a. m.  

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