martes, octubre 10, 2006

Un historia del 11-M

11 de marzo de 2004. En torno a las 9 y media de la mañana. Suena el móvil, mientras me dirijo por carretera hacia Madrid. "Estan dando la noticia por la radio y la tele", dice mi interlocutor, francamente alarmado. "Han estallado dos bombas en trenes en Atocha" [aún no se sabía nada de la estación de El Pozo], "y la radio habla de al menos 80 muertos".
Recuerdo sólo dos cosas de ese momento. La primera, un sudor frío que me bañaba la espalda de manera inmediata, mientras trataba de asimilar la realidad de casi un centenar de cadáveres en una estación de tren multitudinaria. La segunda, mi respuesta inmediata a mi interlocutor: "ha sido Al Qaeda".
"Imposible", me contesta. "Todas las radios y televisiones dicen que ha sido ETA". "Y una mierda", recuerdo haberle contestado. "Si están pensando en ETA, van más perdidos que el barco del arroz".
Teníamos que reorganizar nuestro plan del día. Teníamos previsto, mi acompañante y yo, una reunión de todo el día en el centro de Madrid, y dudábamos, por las caracterísicas del lugar al que nos dirigíamos, que dicha reunión fuese a celebrarse en las nuevas circunstancias. Finalmente, tras una serie de llamadas, decidimos continuar nuestro viaje. Sin ningún tipo de problemas, accedimos al recinto y la reunión se celebró sin incidencias. Durante el día, pude cruzarme con familiares de los heridos y fallecidos en el atentado, y será difícil que olvide esas caras de angustia. Com tampoco puedo olvidar la indignación de las personas con las que compartí el almuerzo, algunas de las cuales habían estado atendiendo a los heridos hacía pocos minutos.
Observaciones individuales, subjetivas y, por tanto, no generalizables:
- Nadie nos paró en ningún control de carretera, ni vimos tales controles en ningún momento, a pesar de que circulábamos por una carretera que había sido utilizada en otras ocasiones como vía de escape para comando de ETA y que, en buena lógica, debería haber sido cortada en una de esas famosas "operaciones cepo" o "trampa" que se montan tras cada atentado en Madrid. ¿Por qué no hubo tal "operación trampa" el 11-M? Respuesta: porque no había terroristas de ETA que atrapar. Y ellos lo sabían desde el principio.
- La reunión se celebraba en una instalación del Ministerio de Defensa, un teórico objetivo de ETA. Sin embargo, accedimos con un coche por la puerta de atrás con una acreditación que podía ser perfectamente falsa y que no acreditaba nada (nadie tomó nuestros nombres). Esta instalación fue visitada, horas más tarde, por miembros de la Familia Real, que pasaron a escasos metros de nuestro coche, que muy bien podía haber sido un coche-bomba. Si pensaban desde el principio que había sido ETA, ¿por qué no se reforzó la seguridad en las instalaciones militares?
- Mi primer pensamiento fue achacar la autoría del atentado a Al Qaeda, del mismo modo que Bin Laden fue el primer nombre que me vino a la mente cuando me contaron que las Torres Gemelas se habían caído tras impactar dos aviones de pasajeros contra ellas el 11-S. Si un simple ciudadano como yo tiene ese reflejo, ¿me van a decir a mí que los Servicios de Inteligencia de este país, y sus Fuerzas y Cuerpos de seguridad, no tuvieron el mismo reflejo, cuando se supo el modo en que habían ocurrido los atentados?
- El ministro del Interior fue destripando, en sucesivas ruedas de prensa, todo el curso de la investigación el mismo 11-M. ¡¿Pero en qué cabeza cabe que se haga algo así, cuando todavía no se ha pillado a los supuestos terroristas?!. Si de verdad hubieran pensado que había sido un comando de ETA, se hubiera mantenido un total hermetismo (como debe ser) hasta tenerlos identificados y más o menos localizados, como se había hecho siempre. Lo contrario era entorpecer la investigación policial, y Acebes lo sabía... salvo, claro está, que supusiera que no había terroristas de ETA que atrapar, porque se trataba de terroristas suicidas, algo muy propio de ETA, como todo el mundo sabe...
La realidad es poliédrica, como la cara de Rossy de Palma. Yo sólo dispongo de mi vivencia de la realidad ese día; y hasta ahora, nada ni nadie ha podido desmentir lo que yo viví en primera persona. Por eso no me creo lo de las teorías de la conspiración: porque aparecieron después, mucho después de que los responsables de que el atentado se produjera perdieran las elecciones.